lunes, 24 de junio de 2013

VISITANDO MONTERRICO

Hace mucho tiempo que quería ir a Monterrico; es increíble pero con tanto ajetreo cuesta tomarse unos días  de descanso para salir a visitar las bellezas que tiene nuestro país. Pero después de que mi hermana lo visitara y tuviera una buena experiencia, nos decidimos.
Comencé buscando en internet las ofertas de hoteles que tiene esa zona y encontré muy poco; tres hoteles que podrían considerarse grandes son los únicos que se anuncian por internet y estan a bastante distancia uno del otro.  Me pregunté porqué una aldea que se dice turística no tiene una página de Internet más dinámica donde uno pueda ver toda la oferta de hoteles, restaurantes y diversión que ofrece este lugar.
Hasta hace cuatro años a Monterrico solo se podía acceder por Ferry desde la Aldea El Avellano, donde se llegaba haciendo un trayecto de unos 35 minutos aproximadamente. Sin embargo, ahora el acceso es más fácil; se llega a Iztapa, ahí hay un puente que luego de pagar 15 quetzales se atraviesa y ¡listo! ya estamos del otro lado.  Facilísimo.
El trayecto hacia Monterrico es rápido y agradable.  El lugar,  que nació como un parcelamiento muestra destellos de prosperidad; pequeñas tiendas de souvenirs y artículos de playa, tiendas bien surtidas (pintadas de Tigo, Claro y Movistar) se encuentran en cada cuadra así como las infaltables ventas de cocos fríos y choco bananos.
Conseguir habitación de hotel fue todo un desafío.  Desde una semana antes estaban totalmente llenos. Al final, encontramos lugar en el Cayman Suites un hotel de unas 25 habitaciones con una hermosa vista al mar. La estadía en el hotel fue placentera ya que cuenta con todos lo que se necesita.  Sin embargo me llamó la atención que el ritmo de servicio al cliente no es al que estamos acostumbrados en la ciudad o en lugares como Antigua o Tecpán donde existe mas dinamismo.  Por ejemplo, un promedio de 30 minutos para procesar un pedido de una hamburguesa con papas o un desayuno de huevos y frijoles.
Me encantó que este lugar aún no está saturado de tanta gente y comercios, aún se respira el olor a pueblo; a la gente se la ve tranquila, relajada, deseosa de conversar y no está tan empecinada como en otros lugares de ofrecerte cuanta cosa se les ocurre para que la compres.
La playa es muy bonita, con un oleaje menor al del Puerto de San José e Iztapa y creo que ahí reside su atractivo; es mucho mas amigable para aquellos que gustan de zambullirse en el agua salada.
La industria inmobiliaria le está apostando a este lugar; se nota en la construcción de complejos de apartamentos que requieren de millonarias inversiones.  También son evidentes grandes chalets que fueron construidos con el fin de darlos en alquiler a grupos que desean tener una estancia para compartir entre familia y amigos.
Nos quedamos con las ganas de ir a Hawai otra hermosa playa que está muy cerca de Monterrico pero que pertenece a Chiquimulilla y donde nos dijeron hay algunos hoteles para pasarla bien.  Dicen que es aún más linda y tranquila que Monterrico, espero comprobarlo por mi misma en una próxima salida.

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